"Los ricos cebiches de camarones, los cabritos estofados, los arroces con pato en todas sus variedades, los arroces con carne, los pescados, los mariscos y, El sándwich de pavo, en fin, la alegría" forman parte de la gastronomía local. Estas son las delicias de la mesa guadalupana que un visitante de comienzos del siglo recordaba años después de su estancia en Guadalupe. Y que mejor manera de evocar, sino con el sabor que se impregna en la memoria gustativa. Así es, no hay comensal que llegue a Guadalupe y que no deje de ponderar los sabores que se muelen, se mezclan, se marinan, se hierven... en la ancestral cocina guadalupana.
Día de semana o día festivo en Guadalupe se come rico. Es una tradición de larga data alimentarse y agradar el paladar. Y en día de fiesta es mayor el esmero. Un cronista limeño de la revista "La integridad", dirigida por Abelardo Gamarra, escribió para esa publicación en 1889 que en la feria de Guadalupe se encuentran "salones de lunch, fondas, cocinas a la criolla, superiores a las que de tal se consideran en la capital".
Esta tradición culinaria continua en la inagotable inventiva de cocineras y cocineros. Otras delicias son el frito, el sudado de life, el sudado de camarones, la butifarra de chancho, el refresco de cebada, y en dulces los tajadones, el champús, los huevos a la nieve, la mazamorra de chancho, etc. Pero quien se lleva las palmas es el sánguche de pavo, emblema de la gastronomía guadalupana. Es único en todo el Perú porque su proceso empieza en la crianza del ave y se logra con ingredientes y secretos extraídos de recetarios al oído, entre maceraciones, aromas y con toques preciosos a medida de la buena mano.
En los últimos años se ha impulsado una nueva corriente en los eventos gastronómicos que anualmente se celebran en Guadalupe, entre ellos el festival gastronómico del pavo y del arroz. Ahora cocineros tradicionales y chefs de las nuevas generaciones exploran el infinito universo culinario y crean nuevos platos para deleite del
Guadalupe, mar, sol y arena
El litoral guadalupano es bendecido por una sucesión de playas y balnearios donde el cálido sol norteño va al encuentro del mar en cada atardecer, y en esa espera discurren los más largos y apacibles días que la vida nos puede brindar.
Balneario La Barranca: Entre el mar y los empinados barrancos se extiende un conjunto de casas amplias y frescas, organizadas en varias manzanas. Es un bello y apacible refugio donde la vida, entre los veraneantes, transcurre con familiaridad y la espera paciente de hacer una buena pesca para agradar la mesa. La Barranca disa 17 Km. de la ciudad de Guadalupe, y se llega a través de una serpenteante vía afirmada. Tiene condiciones para practicar bicicleta montañera y ala delta.
Balneario Santa Tomasa (La Bocana guadalupana): Al la margen izquierda de la desembocadura del río Chamán se luce una amplia franja de arena bañada por un mar generoso, esa playa era antiguamente llamada Santa Tomasa pero por la proximidad con la playa llamada la bocana del chaman hizo que con el pasar de los años se perdiese el nombre de Santa Tomasa y adoptase el nombre de La Bocana. Frente al océano, sobre una ladera, se agrupan los ranchos y viviendas desde donde se domina el horizonte marino. En verano, cuando el lugar es visitado por los bañistas, se realizan competencias de motocross, que concentran a audaces competidores del norte peruano, también competencias deportivas.
Playa Chica y Playa Grande: extensas e impresionantes ambas playas solitarias y alejadas del bullicio son preferidas para los aficionados a la pesca.
Otras playas dignas de visitar son: El Rinconazo y La Piola que completan la oferta playera de Guadalupe.
Centro formador del Caballo de Paso
Esta histórica tierra de hombres diestros y dedicados a la faena agrícola fue uno de los ejes de la formación evolutiva del caballo peruano de paso. El paso del tiempo y el desconocimiento ha hecho que se olvide o se soslaye la contribución de Guadalupe en la evolución de nuestra raza caballar.
Basta mencionar algunas glorias y personajes legendarios de cuna o residencia guadalupana para reconocer su gravitación nacional en la esfera equina. Entre ellos figura don José Bernardo Goyburu Rázuri. Al respecto el costumbrista José Vicente Rázuri resalta: "Guadalupe es la meca de la crianza del caballo de paso".... Muchos ejemplares fueron llevados a diferentes países como por ejm Ecuador, Panamá. Y en Lima, quien más deslumbró por la exhibición de arrogantes caballos, fue don José Bernardo Goyburu, que con excelentes chalanes, como Pedro Aranda, Juan Soltero y Francisco Reaño "Trinche", conquistaba los más trepidantes aplausos".
Don Federico de La Torre Ugarte es la gloría más reconocida oficialmente en las páginas de la historia. Fue fundador de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos Peruanos de paso y ostenta el título de Presidente Honorario Vitalicio de la mencionada asociación.
Entre los chalanes de estirpe guadalupana, además del legendario Pedro Aranda, brilla sobre su brioso corcel Ricardo Soltero, un genio y maestro, para muchos el mejor chalán de la historia.
Mucho antes de que aparecieran los concursos oficiales, la famosa Feria de Guadalupe, era el centro de exhibición y comercialización de caballos de paso, de finos aperos, pellones, ponvhos. Esta galana ciudad era el centro de concentración de los más entendidos criadores y aficionados. Esta fina raza y noble tradición, tiene en Guadalupe y en sus eximios cultores uno de los más impresionantes formadores de la estampa, la contextura, el brillo y el paso llano que hoy se admira en otros países del mundo.
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